martes, agosto 13, 2013

Amado Sol





Me gusta despertarme,
estrecharle mis brazos,
haciéndole saber que no lo olvido,
aunque a veces no venga a saludarme,
y aunque a veces no sepa en dónde hallarlo.

Me gusta cuando llega de imprevisto
colándose en mis ojos,
metiéndose en mi cama,
haciéndome cosquillas hasta rendirme.

Le sirvo el desayuno, se lo bebe,
se pone la camisa apresurado
y se va sin decir nada de nuevo.
Le dejo mis ventanas entreabiertas
por si mañana vuelve.


Sandra Ignaccolo
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