TRANSMIGRACIÒN

 


Cada vez que decidimos salir de nuestro cuerpo, para dar un paseo entre el cielo y el infierno, los platelmintos, hacen de nosotros un banquete, los atrae poderosamente el miasma que desprendemos al desvencijarnos y los que hoy viven en la opulencia, se olvidan que todos somos iguales.


El tiempo se encarga implacablemente de descomponernos el hìgado, el estòmago, la vanidad, y el puto desaire que lucìamos con altivez en vida. Despuès de haber visto lo que hicieron de mì, en los momentos que abandonè mi cuerpo, decidì, ser màs humana.

QUE NADIE DIGA

Que ninguno reduzca sus lágrimas de acero,

que exhiban las guadañas el brillo de la muerte,

que las aplanadoras se eleven y rescaten

del olvido, el deceso absurdo del diccionario.

Que nadie modifique las calles, los acervos,

ni las luces o sombras de las mentes perversas,

para que todos lloren la impronta innecesaria,

de los cuadros hostíles, que presenta la vida.

Que jamás la justicia se incline ante los bífidos,

rastreros y traidores, que encierren tras las rejas

a los viles, que lustran con sus lenguas indebles

las aceras impunes de “dioses” terrestres.

Pero que nadie diga que no ha sido advertido

a burlar los vocablos, a plantar estandartes,

a pregonar los sueños y a iluminar las mentes,

que no digan que nadie se lo ha manifestado.

TENGO GANAS

Hoy sólo tengo ganas de abandonarme

en el instinto irracional de tu sexo,

e impregnar las paredes de esta lujuria,

ramificando nuestro gozo hasta el éxtasis.

Robar tu luz histriónica, copulándote,

incitando morbosamente a tus espermas

a que estallen en mi cavidad marìtima,

ruborizando de un gemir, al transeùnte.

Tengo ganas de ver cómo se flagelan

los espejos, los cuadros y las vitrinas

de este suntuoso mundo de mojigatos,

que rasgan sus vestiduras, lapidándonos.

Sandra Ignaccolo

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s/ Expte Nº 77...01/08