domingo, octubre 22, 2006

INEPCIA (a Oliverio Girondo





INEPCIA


a Oliverio Girondo
(poeta Argentino de vanguardia)



Que a partir de esta noche llores todo

el dolor, que tu llanto huela a estiércol
y te nazcan serpientes en los ojos,
que sus bífidas lenguas te envenenen
el silencio, la vida y el olvido. 
 
Que mi nombre te oxide la memoria,
que deambules sin rumbo y somnoliento
mendigando piedad a los semáforos.


Que la angustia te obligue a declararte
muerto en vida, y no puedas huir de ella,
y se rían de vos las cucarachas.


Cuando digas amor, vomites odio

que tus poros apesten a egoísmo,
que la tierra se funda en tus entrañas
y que nadie te quiera en absoluto.
 
Pero cuando desees suicidarte
que la onda marítima te escupa
y la brisa, te salve de la muerte.
Sandra Ignaccolo

ECHÉ TODO A RODAR







ECHÈ TODO A RODAR



Y me quedé esperando
sentada en la bahía,
le di nombre a tus besos,
te entregué el alma mía.


Eché a rodar mi sueño
cubierto en fantasía,
le di luz a tus ojos
por ver si me veías.


Até mi vientre al tuyo
plagado de armonía,
grité tus iniciales
pensando que me oías.


Solté pájaros de viento,
desaté la agonía
de mi boca amarrada
a aquella lejanía.


Yo siempre te he amado
mi amor, vos lo sabías,
te soñé mucho tiempo
sentada en la bahía.


Y fue pasando el tiempo,
al ver que no volvías,
recogí en silencio
tu vida y la mía.


Eché a rodarlo todo,
vencida por los días,
me ausenté para siempre
de tí, gaviota mìa


Sandra Ignaccolo

CUANDO ME AMABAS



CUANDO ME AMABAS



Cuando me amabas, venìan a libar
tus mariposas del aire a mi boca,
llegaban desde el puerto de tus ojos
con canciones roncas, de vivas olas
y en vuelo bajo de errante gaviota.

Cuando me amabas, el viento de la noche
se mecìa y estremecìa en mi alma,
se llevaba mi nombre y mis suspiros,
regresaba con sueños de palomas
y de lunas sedientas en las mañanas.

Cuando me amabas, llegaban hasta mì
las bocinas de los barcos henchidos
de besos, que me enviabas de España,
y se dejaban morir en mis labios,
sedientos de amor, profundos y en calma. 

 

 
Y ahora, ahora que sè que ya no me amas,
las mariposas, las canciones roncas,
el sueño de palomas y de lunas,
las bocinas, ni los besos sedientos
se dejan morir deseosos en mi alma.

Ahora, ahora que sè que ya no me amas,
los barcos no van ni vuelven cargados,
se ha apagado la luz de la esperanza,
tus ojos, se han mudado a otros puertos,
tu boca, ahora besa a otras playas. 

¡Què triste es saber que tù... ya no me amas!






Sandra Ignaccolo


SECRETÌSIMO







SECRETÌSIMO

(Dedicada a R. Dìaz)
Marzo 2000



No le cuentes a nadie que en silencio me nombras,
porque vendrán mujeres a poblarme de sombras.

Ni le digas a nadie, que en las noches me llamas
que un torrente de fuego, va trepando en tu almohada
y unos ángeles mudos acunan tu nostalgia.

No susurres ni al viento lo que siente tu alma,
escóndete esos versos que escribí en tu ventana,
porque habrá de delatarte cuando llegue el alba

No le cuentes a nadie, que una lava de besos
se acurruca paciente, en sus lenguas de fuego.

Ni le digas a nadie, que mis manos fueron puentes
que echaron a volar algún sueño diferente,
para unir tu remoto paisaje incipiente.

No le cuentes a nadie que en silencio me nombras,
aceitarán sus labios, buscarán nuevas normas
vendrán a destruirme por ver si tu retornas.

Por eso no le cuentes que yo también te llamo,
que mis ojos se funden por llegar a tus manos
y un gemido de un pájaro, se vuelve más humano.

No le cuentes a nadie, guárdate y en silencio
que ni el mar, ni el rocío, ni la lluvia, ni el viento
puedan adivinar algún día este secreto.

Y si a decir verdad llegó la hora del destino,
entérate somos andantes de otro camino.



Sandra Ignaccolo 

 

BANALIDAD




¿Qué clase de contacto pueden tener conmigo
–me pregunto- todas estas personalidades inconfesables,
que harían ruborizar a un carnicero?
Oliverio Girondo



Algunos, los que no tienen escrùpulos
transitan por la vida robàndoles
a cada transeùnte el ùltimo sueño.

Otros, van con miradas nauseabundas
prometiendo piedad de falsos Dioses,
con sus decapitadas lenguas hieren,
descienden al infierno, lamen un pie,
una mano, susurran al oído.
Y con la misma inepcia de un rufián
pretenden asaltarnos hasta el alma.

A mí y no es por nada, me dan asco,
en especial cuando se dejan rozar
las caderas, y lamiendo a conciencia Ellas,
los encantos mediocres de sus amos.

-¡Jamás renunciaría a esta pregunta!-
¿ De dónde brota tanto servilismo
para pasar el tiempo como imbécil?
-No puedo ni siquiera imaginarme
la respuesta de los invertebrados-

De veras me dan asco los rastreros,
porque se prostituyen con la misma
avidez que tienen los cocodrilos
para vivir, simplemente llorando.
Tal vez, puedan creer que son felices.

Pero a decir verdad tengo una idea,
yo, los invitaría a suicidarse,
tirándose al carril de un tren fantasma.


Sandra Ignaccolo 

POEMA DEL EXILIO

 





















POEMA DEL EXILIO


Bajo el innumerable exilio
de mis huesos, me escuchas
exhausta de un lenguaje
subterràneo.
Una histriònica mueca te apresura
a creerlo macabro.

Bajo esta làpida
todo es ingobernable,
extrañas criaturas me devuelven
a la memoria
la fètida costumbre de morir.

Debo permanecer aquì,
con los ojos inertes
Pero a mi corazòn...
¿quièn puede deternerlo?

II

Dejarè esta oquedad
para expandir el fuego
en la memoria errante y pordiosera,
en la esquelètica sombra del olvido.

Volverè, sin temor ni inquina
para incendiar tu boca
amotinada de deseos.

¿Es preciso decirlo?



Sandra Ignaccolo 






VANAMENTE

















VANAMENTE


Se arrastran, con miradas de homicidas
se sierpen en penumbras siempre errantes,
con hedor putrefacto soban lomos.

Son capaces de estremecer el alma
del mismìsimo infierno, sin temor
de humillar al perplejo Belcebú.

Repasan la ciudad con ojos desbordantes
de avaricia calándote los huesos,
te penetran, te trepan, te divulgan.

Zigzagueantes, estrangulan hasta el llanto
más corrupto del mísero cacuy,
e incitan al suicidio al más mediocre.

Flagelantes resuenan en mi espalda
sus encelos rabiosos de gris muerte,
pero increíblemente sudan, sueñan.

Rìen, lloran hipócritamente, aunque
siempre yacen erguidas vanamente
sus ininterrumpidas largas lenguas.


Sandra Ignaccolo

TUS OJOS


Tus ojos
que no son, no, los ojos de la noche
con su mirar de estrellas estresadas.
Tus ojos me recuerdan
a la ínfima infancia que viví
huyendo de otros ojos minusválidos
hacinada al dolor, loca de sueños,
transeúnte vacilante de la vida.

Por verte
me incliné ante tus ojos milenarios,
pude reconocerlos perpetuándose
en los míos, musgosos y cansados.
Tus ojos
son el túnel de reencuentros mutantes
cargados de desvelos. Ay, los años
ya sabían a ti, y yo te sabía
vagando en un nostálgico rebrote,
de un país calcinante y sulfuroso.
Tus ojos
que no son, no, los ojos de mi madre
que ahuyentaban mis duendes de la siesta,
para no ver sus propios ojos muertos.
No, no son esos ojos los que admiro.

Tus ojos
son las puertas que se abren y se cierran
según pase la vida y me adivinas
tus ojos, son latidos de esperanzas
y un gemir de batalla en cada puerto.
Tus ojos
que mecieron a esta niña de antaños,
dijeron lo indecible en otros tiempos
miraron otros ojos y otras bocas
bocas que esbozaron falsas promesas
bocas violáceas de besos olvidados.

Tus ojos,
tus ojos, que jamás se van del todo
vienen desde mi infancia como loas,
como Dioses labrando mis crepúsculos,
y suelen irse huyendo de otros ojos
para llorar mis lágrimas más amargas,
desde el principio mismo de la vida.

Sandra Ignaccolo 

LA ESQUINA SECRETA






















LA ESQUINA SECRETA



Te espero en esa esquina de la luna
con el canto copioso de los astros,
donde la nada es todo y vicerversa,
allí donde la noche siempre es noche
y se oculta el amor de la tristeza.


Te espero en esa esquina de la luna
donde ella también espera y espera
bostezando sus sueños a su Duende,
justo donde se arruga y desarruga
la ilusión y en una estrella se duerme.


Donde el sol la desviste cada noche
tiendiéndole el amor entre sus sábanas,
y la duerme en sus brazos con caricias,
te aguardo justo allí, junto al silencio
para amarte a escondidas hasta mi alba .



Te espero donde el rocío me besa
trayendo primaveras en sus manos
para adornarme de ti a la distancia,
recorriendo mis valles y llanuras
colmándome de abrazos la esperanza.


En la esquina secreta de la luna
alguien prodiga amor que nunca llega,
otros funden suspiros y pasiones
caricias que desangran en otoños,
remonta de otros ojos la quimera.

Te espero en esa esquina de la luna
mientras yo por favor, ruego que vengas.

Sandra Ignaccolo.

 

ECHARME AL OLVIDO

























Puedes dejar de pensarme
amaneciendo horizontal
en otros brazos sin lunas,
nevar en mi piel morena
azotarme indiferente,
gelidificar mis sueños,
destrozar mi corazòn
de adioses y cruel rechazo.

Puedes matarme en silencio
dejàndome a la deriva
o al naufragio de tus noches,
cubrirme de hojas secas
en el invierno de tu alma,
ser vertical de deseos,
dejar mis labios sin mieles
y abandonarme anhelante

Puedes cancelar tu nombre
ser invisible a mis ojos
ignorar mis tristes pesares,
mudarte hacia otros paìses
perderte en el universo,
golpear mi alma herida y sola
desprotegerme implacable
llenarte de estìo y hastìos

Puedes colmarte de todo
de amores y desamores,
placeres y desencantos
fundirte en tus pasos lentos
por no llegar a mi vera.
Puedes...todo puedes lo sè
menos... Echarme al olvido.

Sandra Ignaccolo

 

CÓMO DECIRTE AMOR
















CÓMO DECIRTE AMOR
 


Cómo decirte amor, que te reclamo,
que en las noches te fundo entre mis sueños,
que mi alma se estremece sin tu canto,
gaviota de otros mares y otros puertos.

Cómo explicarte amor, que ya no vivo,
no quiero amarte teniéndote tan lejos,
me siento morir si no estoy contigo,
se me escapa la vida haciendo versos.

Cómo decirte amor, que ahora te amo,
que mi sueño sucumbe en fantasías,
que en mis manos te estrujo y te arrebato,
para morar en tu vida, alma mía.

Cómo decirte amor, que te deseo,
que te vuelves primavera en mis manos,
y mi sangre que fluye como fuego,
te busca en los rincones del verano.

Sandra Ignaccolo


POR TENERTE
























Mi querido amor, qué no daría por tenerte hoy entre mis brazos, recorriendo con mi boca tu cuerpo, amándote pedazo a pedazo hasta sentir tu aliento, tener tus manos temblorosas junto a las mías consumando el amor, la loca pasión, muertos de fuego.
Daría cualquier cosa por ser la prisionera de tus sueños, y amarrada a tí perderme en tus besos, lo que daría justo ahora, ahora que mi amor va creciendo como el viento enfurecido de este dia, y mis labios que te van amando con sólo nombrarte, pronuncian frases que cruzan el charco y llegan a tu oído, como mariposa en armonía.
Daría lo indecible porque murieras cada noche y cada día en mi regazo, y renacieras como el ave Fénix sediento de amor, loco de ensueño despertaras a mi lado. Amarnos es una bendición y es un pecado, pecado es no tenernos, es morir a cada rato, es sentir la agonía de morar en sitios lejanos, es saber que nace y muere mi vida sin tu ocaso.
Nada deberá vencernos nos costó mucho encontrarnos, te busqué tanta veces en rostros ya olvidados, caminé sin rumbo los senderos desolados, derrumbé esperanzas, estrangulé fracasos, empujé al suicidio al cruel letargo, y nos divisamos el día menos pensado, cuando apenas asomaba tu verano, y el mío ya se había marchado.
Y contigo, me volvió la primavera alegre y distendida, paciente a acurrucarme entre sus brazos tendida, cubierta de ilusiones me dejó su semilla, para que en su estación yo sembrara tu vida y la mía, junto al remanso de pasiones perdidas, le devolvamos en verano nuestras almas encendidas.


Sandra Ignaccolo

 

SI TAN SÒLO ME AMARAS



















SI TAN SÒLO ME AMARAS



¿Dónde estás Alma ecuestre?, yo te busco
en la selva rugiente, entre las góndolas.
Si esta noche dejaras en mi cuerpo
la cabal mansedumbre que yo ansío.

Si dejaras alondras en mis pechos.
Si tan sólo vinieras esta noche,
si tan sólo me amaras dulce amor.

Si estuvieras allí, donde el crepúsculo
se estremece y la tierra alegre canta.
Si tan sólo me amaras, si tan sólo.

Si abrevaran tus labios en mi boca
y exhalaras metáforas marinas,
si yo fuera tu exilio
donde vas a romper tu pena o furia,
anunciando la víspera de un sueño
pasajero y rotundo como el tiempo.

Si tan sólo plasmaras tu piel en mi rocío
esa piel vagabunda y mía.
Si palparas mi angustia,
esta angustia de pájaro dolido.

Si de pronto estallaras en mi orilla
como el mar, como el viento de la noche,
o la lluvia temida que se agolpa
en las sienes del alma. Si vinieras,
el ayer y el presente, no serían olvido.


Sandra Ignaccolo

 

HEREDERO DE MIS DÍAS




















HEREDERO DE MIS DÍAS




Te regalo mi reciente sonrisa,
la perfumé de amor y primavera.
Bañé mis labios con frutos silvestres,
a mis brazos los revestí de hiedras.

Mis ojos que nacieron para amarte
que iluminen tu sendero cual luciérnagas.
Te regalo mi alma, mis sueños, mi vida,
mi sed de mariposa en luna llena.

Mi corazón errante y vagabundo
locamente reclama tu presencia.
Heredero de mis días de aliento,
te amaré en el rebrote de la espera.

Permite que tu arrullo cadencioso
se deslice sutil por mis caderas.
Dejame que acaricie tus mejillas
y llene de amor tus noches inciertas.

Deja que este torrente de palabras
acorte la distancia de esta entrega
y que beba de tu boca esplendorosa
la savia del amor y la paciencia. 


Sandra Ignaccolo

DESDE EL ABISMO
















DESDE EL ABISMO


Desde la ausencia... hemos abierto un miserable abismo y nos dejamos morir en medio de la nada. Concebimos voces labradas de adioses interminables e indefinidos, y matamos dolorosamente nuestro amor.

Desde hoy, recogerè todos los ayeres y los absurdos mañanas, para remontarlos hacia la vasta memoria del pasado, ejecutarè tu nombre contra los relojes, para no esperar màs las horas del encuentro, mis noches de insomnio no desnudaràn màs tu rostro quimèrico. Desde que te has ido mi cuerpo socava lontananzas, construye fracasos y mi vida es un laberinto de desoladas emociones.

Desde hoy… levantarè muros para que no retornes, destruirè los puentes que nos unieron para que no me tortures de manera despiadada. Para que no me hiera la frialdad de tu mirada, ni me azote tu mano que fragùa la batalla del amor y desamor, gelidificarè mis sueños, arrastrarè tu ausencia hacia la nada, me irè lejos para deshacerme de tu olvido, para no encontrarte en ninguna palabra.

Me bastaràn otros ojos, otra boca y otras manos para no echarte de menos. Pero no quiero que te nombren otros labios, ni que otros brazos te cobijen, no quiero que te fundas de pasiòn y deseo en otros sueños. Por favor dejame ser tu ùnica esperanza, tu agonìa y tu ùnica paràbola.

Sandra Ignaccolo

 


CANCIÓN DEL AMOR DESESPERADO
















CANCIÓN DEL AMOR DESESPERADO



     He ido establecièndo normas en el amor, fue preciso el instante ardiente del ocaso corriendo por mis venas, para ejecutar la vasta memoria de tus ojos. 
     Bastó predecir lo elemental, para saber que aún la vida aletea en los recodos del alma, y que el tiempo es un arquetipo divino. Y fui estableciendo también las formas pragmáticas bajo la sombra del coraje, dándole tu nombre y tus sueños a las cosas. Tal vez, mientras lo hacía, sonaron las trompetas en el espejo del suicida, quizá lloró su pena de cristal la máscara de bronce, y el universo parió su ceguera. 

 Todo fue necesario, he procurado estrangular el dolor con filigranas desde la mediocridad a la arcilla. Allané desde la cumbre la cara ordenada de tus laberintos con este canto copioso de poemas. Esto no es todo, aún puedo dilatar la espera para aguardar silenciosa, a la mano que desespera y se debate en idiomas conspirados de nostalgias, y rescatar de la inerte expresión de tu rostro desordenado, el amor que tanto espero.



Sandra Ignaccolo