CANCIÓN DEL AMOR DESESPERADO
He ido establecièndo normas en el amor, fue preciso el instante ardiente del ocaso corriendo por mis venas, para ejecutar la vasta memoria de tus ojos.
Bastó predecir lo elemental, para saber que aún la vida aletea en los recodos del alma, y que el tiempo es un arquetipo divino. Y fui estableciendo también las formas pragmáticas bajo la sombra del coraje, dándole tu nombre y tus sueños a las cosas. Tal vez, mientras lo hacía, sonaron las trompetas en el espejo del suicida, quizá lloró su pena de cristal la máscara de bronce, y el universo parió su ceguera.
Todo fue necesario, he procurado estrangular el dolor con filigranas desde la mediocridad a la arcilla. Allané desde la cumbre la cara ordenada de tus laberintos con este canto copioso de poemas. Esto no es todo, aún puedo dilatar la espera para aguardar silenciosa, a la mano que desespera y se debate en idiomas conspirados de nostalgias, y rescatar de la inerte expresión de tu rostro desordenado, el amor que tanto espero.
Sandra Ignaccolo
Bastó predecir lo elemental, para saber que aún la vida aletea en los recodos del alma, y que el tiempo es un arquetipo divino. Y fui estableciendo también las formas pragmáticas bajo la sombra del coraje, dándole tu nombre y tus sueños a las cosas. Tal vez, mientras lo hacía, sonaron las trompetas en el espejo del suicida, quizá lloró su pena de cristal la máscara de bronce, y el universo parió su ceguera.
Todo fue necesario, he procurado estrangular el dolor con filigranas desde la mediocridad a la arcilla. Allané desde la cumbre la cara ordenada de tus laberintos con este canto copioso de poemas. Esto no es todo, aún puedo dilatar la espera para aguardar silenciosa, a la mano que desespera y se debate en idiomas conspirados de nostalgias, y rescatar de la inerte expresión de tu rostro desordenado, el amor que tanto espero.
Sandra Ignaccolo
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